dc.description.abstract | Este artículo pretende demostrar los problemas a los que se enfrentó Pedro
Montengón después de la publicación de su novela didáctica Eusebio (1786), debido a las
secuencias que aluden a la novela libertina a través de un espacio erotizado encarnado por una
casa de citas (un templo de Venus), además de la religión natural como base de educación. Se
le acusó de impiedad y lascivia por atreverse a abordar temas sensibles en ese momento,
como la prostitución y la virtud natural a expensas de la religión católica. De hecho, fue
víctima de prejuicios por parte de los delatores, a veces anónimos, a causa de la censura
social, política y religiosa. Así, la Iglesia y el Estado ejercieron una función restrictiva,
interceptando el diálogo creador entre autor y receptor. Por último, la educación sexual en
Eusebio es una respuesta a los males que gangrenan el mundo de la nobleza, víctima de las
derivas de la libertad y de la búsqueda desenfrenada de los placeres sensuales. El vicio del
libertinaje en París sirve así de contrapunto a la virtud natural de Eusebio. | en_US |